jueves, 1 de septiembre de 2011

“Es como el final del día”.


En los últimos años, tuve una experiencia muy difícil de superar.
Un familiar muy cercano, tuvo un accidente automovilístico y falleció, esto causó en mí un gran dolor.
Éste no se puede comparar con ningún otro, es como el final del día, en el cual todo se termina, es oscuro, triste, sombrío, silencioso, sin ganas de vivir.
Nuestra relación era muy fuerte. Por esta razón  me afectó tanto. Y más todavía, debido a que yo estaba junto a él cuando esto sucedió. El accidente ocurrió a causa de mi malestar. Yo me sentía mal porque me había peleado con mis amigas. Por esto decidí pedirle a mi hermano mayor que me llevara a la fiesta. Ésta quedaba muy lejos, por eso usamos el auto, como yo no podía,  ni sabía manejar, me llevó  él.
Cuando estábamos en un semáforo, un auto nos topó por detrás. Volcamos. Él se golpeó gravemente en la cabeza y yo sangraba de una pierna. Cuando llegó la ambulancia ya era tarde, él había fallecido.
La pena no me deja vivir. Si no hubiera sido tan egoísta, él estaría vivo, a mi lado…

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